Los límites del amor: cómo amar sin renunciar a ti mismo

Debemos conseguir que la mente se mire a sí misma, sin tapujos ni autoengaños, para que descubra lo absurdo, en palabras de Walter Riso “no sólo el amor nos ‘posee’, también lo poseemos a él: nadie es víctima del amor sin su propio consentimiento”. Los límites del amor son sanas fronteras afectivas, cognitivas y emocionales que nos permitimos tener para que el acto voluntario de amar no nos desdibuje a nosotros mismos, evitándonos apegos insanos y sufrimiento.

La mente puede crear la más deslumbrante belleza o la más devastadora destrucción; puede ser la causante de los actos más nobles y altruistas, o la responsable del egoísmo más infame. El amor es más que sentimiento y emoción, es también pensamiento y reflexión. Por eso, el amor completo, el que incluye pasión (eros), amistad (philia) y ternura (ágape), no llega de improviso ni forma inconsciente, como si fuera un impulso que nos lanzara sobre un camino; el amor completo existe por la voluntad de amar (o de no amar) y tiene límites.

Aprender a poner los límites al amor dentro de tu relación, es una forma de cuidarte a ti mismo, sin dejar de amar con toda la fuerza posible. Renunciar a las creencias, los deseos, la dignidad y las preferencias propias por complacer al otro, es a la larga el peor camino que se puede tomar para fomentar la felicidad y llevar una vida de pareja satisfactoria.